" Las tres grandes incógnitas del conocimiento son el origen del universo, el origen de la vida y la mente humana"






miércoles, 23 de noviembre de 2011

Muere Lynn Margulis, defensora del papel de las bacterias en la evolución de la vida

Lynn Margulis, en 2009, en una visita a Madrid. | Antonio M. Xoubanova

La bióloga norteamericana Lynn Margulis, autora de una teoría que otorga un importante papel a las bacterias en la evolución de la vida en la Tierra, la simbiogénesis, falleció ayer en su domicilio, en Massachusetts, tras sufrir el pasado jueves un ictus que no pudo superar. La noticia la ha confirmado su hijo, Dorion Sagan, a través de su página de Facebook, a través de la cual científicos de todo el mundo están dejando sus condolencias.

Margulis, que tenía 73 años, ha sido una de las pocas investigadoras cuyos hallazgos figuran desde hace años en los libros de texto. Nacida en Boston y licenciada en Ciencias por la Universidad de Chicago, desde sus inicios se centró en la búsqueda del origen de la vida y cómo ésta se había hecho fuerte en el planeta.

Su hipótesis más conocida, y también más polémica, afirma que la aparición de las células eucariotas, que son las que tienen un núcleo con sus material hereditario -un paso fundamental en la evolución de la vida-, se debió a la incorporación mediante simbiosis de varias células procariotas, que son las que no tienen ese núcleo celular diferenciado. Para Margulis, esta simbiogénesis ha sido y es la base de todas las novedades biológicas, una teoría que se opone al neodarwinismo, que defiende la selección natural.

También fue una pertinaz defensora de la Teoría de Gaia, de James Lovelock, que considera al planeta como un organismo vivo en el que todo está interconectado,

Era muy joven, sólo tenía 19 años, cuando se casó con el astrónomo Carl Sagan, con el que tuvo a su hijo Dorion, ahora también un conocido biólogo que sigue la estela científica de sus padres. Pero la fama del esposo, del que se terminaría separando, no le hizo sombra y Margulis se convirtió en uno de los miembros más jóvenes de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

Hace un par de años, durante una visita a España, en unas jornadas convocadas por la Fundación Ramón Areces, la bióloga se quejaba de la falta de fondos para financiar sus investigaciones.

2 comentarios:

  1. Valla, esta señoara he de descansar en paz, pues ha sido una de las más destacadas biólogas de la historia(una de las principales figuras del evolucionismo).Licenciada en ciencias por la Universidad de Chicago, máster en la Universidad de Wisconsin y doctora por la Universidad de California,[4] fue miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos desde 1983 y de la Academia Rusa de las Ciencias. En 2008 recibió la Medalla Darwin-Wallace. En 2011 ha sido nombrada nombrada profesora distinguida del Departamento de Geociencias de la Universidad de Massachusetts Amherst.En el año 1999 recibió, de la mano del presidente estadounidense Bill Clinton, la Medalla Nacional de Ciencia.Mentora de la Universidad de Boston y ha sido nombrada doctora honoris causa por numerosas universidades, entre otras, por la Universidad de Valencia, Universidad de Vigo, la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Autónoma de Barcelona, realizando, en colaboración con esta última, trabajos de microbiología evolutiva en el Delta del Ebro

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  2. Enorme pérdida la de la amiga Lynn. Fue extraordinaria su intuición ( ¿ no dice una canción : " y las mujeres somos la de la intuición ? ), infravaloradada durante mucho tiempo por los sacerdotes de la razón ,para darse cuenta de esa maravillosa historia de amor entre los procariotas oxidativos y fotosintéticos y el esos primeros esbozos de células con envoltura nuclear. Por otra parte, no sólo es injusto sino ansurdo que su marido, Carl Sagan, llegara a tener más fama que ella ya que, si bien, su labor divulgativa fue interesante, no la podemos comparar con las aportaciones de la madre de su hijo. Bueno Lynn, ya estás disfrutando de las conversaciones con Los queridísimos Charles y Alfred Russel. No te olvidamos.

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