En muchas ocasiones se resalta la capacidad que tienen muchos animales de “percibir” algunos fenómenos naturales que pueden resultar en catástrofes, modificando sus hábitos, huyendo repentinamente o realizando un comportamiento absolutamente raro e inexplicado, hasta que finalmente algo sucede.
Una de las costumbres de los delfines y principalmente las ballenas es la de dejarse encallar en las costas cuando están con serios problemas de salud, o han perdido a su manada por cualquier falencia, lo que en cuestión de horas precipita su muerte por distintos factores.
Lo que ha sorprendido es que en Nueva Zelanda, el pasado día Domingo, se encontraron progresivamente una gran manada de 107 ballenas había recurrido a la costa para esta tarea, y unas 48 horas más tarde un devastador terremoto asoló la ciudad de Christchurch, que generó grandes pérdidas y una incontable cantidad de daño estructurales.
Esto podría haber sido una coincidencia, pero se recordó también que en el año 2004 se encontró un total de 170 ballenas entre las costas de Australia y Nueva Zelanda, previo al terremoto en el Océano Indico que generó una de las mayores tragedias de la región, el Tsunami que se cobró miles y miles de vidas.
Actualmente se encuentran analizando si efectivamente han sido coincidencias, o si estos signos pueden indicar efectivamente que un desastre natural se avecina.
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